lunes, 28 de marzo de 2011

Me devoraste entera


Me devoraste entera
Usurpaste todo
y estuve esquelética
tres semanas
dos días
y siete horas

Y te quise odiar
para poder morderte también
y sustituirte
por alguna otra droga
capaz de borrar tu asimetría

Pero los cristales que infectaban nuestra piel
habían rozado también el alma
Y sangrábamos tanto
que tuvimos que lamernos las heridas
cosernos los ojos
Y de nuevo
esperar

domingo, 27 de marzo de 2011

Do(r)mingo


Que bueno eso de bailar con desconocidos
Perder el control del alcohol
Y de los pies
Y de la purpurina que empapa nuestros labios

Joder, que bueno

Dejarse arrastrar por un juego masoquista
Inventarse un nombre
Mentir
Ser algo que mañana despertará la vergüenza ajena

Tan adictivo que rasga la razón
Tan suicida que arde
Y pica
Y duele



martes, 22 de marzo de 2011

Infancia



De pequeña quería ser arqueóloga, y además lo tenía muy claro. Las demás niñas me miraban extrañadas; ellas iban a ser actrices, modelos, cantantes y famosas. Robaban maquillaje a sus madres y simulaban vivir en una gran mansión de Hollywood con grandes jardines y cocina americana. Yo estaba emocionada con aquel juego de moldes que me regalaron unas navidades. Dejaba la habitación hecha un desastre y me tiraba horas creando pequeñas esculturas egipcias que siempre acababan rotas. No era normal la ilusión que le hacía a una niña de 8 años ver un programa sobre historia con su padre en National Geographic. No necesitaba nada más, me sobraba felicidad. Cuando me preguntaban que qué quería a ser de mayor, contestaba decidida, "arqueóloga en una excavación egipcia". Se quedaban anonadados; supongo que esperaban otro tipo de respuesta. Y no se que pasó que crecimos. Y todo cambió. Recuerdo a la perfección el día en el que le dije a mi padre, "Papá, pero yo de que viviría, si ya está todo descubierto". Y creo que eso y la adolescencia esfumaron mi sueño.

lunes, 14 de marzo de 2011

Ella II



Era tan brutal que hasta el humo de su cigarro se le resistía. Todos la miraban raro, y eso era lo que más le gustaba. Tendríais que haberla visto con ese flequillo negro carbon mal cortado. Su mirada llena de oscuridad y su forma de vestir digamos que diferente. Bailaba como si se hubiese metido cinco rayas de cocaína y tenía una extraña obsesión por la música. Estaba empeñada en que ella no pertenecía a esta generación; el destino se había equivocado. Se imaginaba en Londres, finales de los 70, The Clash, Sex Pistols, perdida por Denmark street, con un libro de poesía beat en la mano. O tal vez en Woodstock, hasta arriba de LSD, cantando "Hey Joe", desnuda ante el mismísimo Jimi Hendrix. Ella habría sido toda feliz; os lo aseguro.




domingo, 6 de marzo de 2011

La soledad de Aurora II


Volvió. Con pocas ganas, pero el 23 de Marzo aterrizaba su avión en Barajas. 17:55. Sonaba Sigur Ros en su reproductor a pesar de que la azafata le había advertido minutos antes que debía apagar todos los aparatos electrónicos. Poco le importaba. Un sol cálido acariciaba el rostro de Aurora. Pero los destellos del atardecer no impedían que se asomara por la ventanilla.

Madrid se desplegaba a lo lejos. Tan diminuta y monumental. No había echado de menos su ciudad hasta ahora. Su aroma a tabaco, a whisky malo, a mala vida a dulce muerte. Deseaba volver a fumar su contaminación, pasear sus calles aglomeradas, escuchar el eco del tráfico y perderse entre su gente.

Estaba muy tranquila. Sabía que él no estaría esperándola en el aeropuerto, y eso la aliviaba. El reencuentro iba a ser demasiado violento. Ella se había marchado con las ideas desordenadas pero volvía sumida en el caos. No tenía ganas de verle. Ni de ese café, ni de esa caña, ni de ese vino, ni de ese polvo.



viernes, 4 de marzo de 2011

Ella I

Dudo mucho que tratéis de buscar lo que esconde dentro. No tenéis agallas. Sabéis que es mejor no saber quién es ni porque. Huiréis del aroma de su pelo, por miedo al suicidio. Rechazareis sus besos por miedo a la drogadicción. Tampoco digo que fuese a ser algo fascinante, que pudiese llegar a cambiar vuestras vidas. Pero os conozco y se que sus manías no despertarían vuestra intriga. Es más fácil agarrar unos brazos maleables y la simpleza que no esconden algunas, que dejarse llevar por su locura, su incoherencia y bipolaridad. Yo, si hubiese sido hombre, habría estado locamente enamorado de ella, os lo aseguro. Pero a vosotros lo diferente, lo complicado, no os interesa. Os llama más bien poco la atención. ¿Para qué? Si solo os entorpecerá la vida, os dará un fuerte dolor de cabeza; noches en vela, un mundo del absurdo, lejos de vuestra cómoda normalidad.

Será algo más que vosotros; y eso os jode.

Pero a ti, si algún día la locura azota tu cabeza y decides dejarte caer, acabarás desquiciado, alcohólico, chalado, maltratado, esquizofrénico...Y descubrirás donde se ocultan sus cosquillas. Y entonces te sentirás importante, el más valiente, el más capaz, el más afortunado y el más frágil y vulnerable . La tendrás entre tus brazos y aunque cada día te devore el alma nunca sabrás soltarla.


Para ti.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Tú esperas gestos. Yo palabras.

Un día se cruzaron en mi vida una película y una poesía. Una poesía dentro de una película, una película sobre poesía. Tendría unos 15 años la primera vez que descubrí "Báilame el agua". Cine casi perfecto. Tal vez fuera la historia, los personajes, ese Madrid de los 90, la banda sonora, la fotografía, la especial producción, o que simplemente me pilló en el momento adecuado. Era extraña pero encantadora, tenía un "no se que", algo diferente que te agitaba y te tenía días enteros dándole vueltas a la cabeza. Los que conocéis la película sabéis a lo que me refiero.

Suelo recurrir a los versos de su poesía cada poco tiempo. Y nunca me cansaré de leerla. Vicio de todos los amantes de los amores perros.
Báilame el agua.

Úntame de amor y otras fragancias de su jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.