domingo, 11 de julio de 2010

Soledad.

A veces prefiero cambiar la intensidad por la calma, por la sorprendente tranquilidad que puede llegar a tener el mes de julio. Despertarse en pleno verano a las 7 de la mañana y ver amanecer sin rimmel en los ojos, con una taza de café, un libro y musica clásica. Olvidarse de todos los planes, de la agenda, la gente: esas vacaciones que acaban cansando más que la rutina de septiembre. De vez en cuando no viene mal tomarse un respiro, un soplo de aire nuevo; apagar el movil y sentir todos los pequeños detalles que olvidamos degustar durante estos meses. Una canción, un amigo del pasado, una carta, una pelicula: una familia.
Nunca viene mal desconectar y disfrutar un poco la soledad. Convertir los viernes en domingos.

jueves, 8 de julio de 2010

Un soplo de aire nuevo.

Un blog. Cuanto tiempo me habré dedicado a repasar lo que otros escribían en Internet, admirando sus palabras, sintiéndome identificada y acompañada en muchos días de soledad. Siempre manteniéndome al margen, una observadora innata, leía y releía poemas, entradas, fragmentos de libros que me traían lejanos recuerdos...Blogs de gente anónima, que no conozco y jamás conoceré, con los que me he emocionado, llorado, reído y bueno admito que de vez en cuando, frustrado. Y hoy porfín decido dar un paso en mi vida como cibernauta y me animo a ser yo la observada, por que extrañamente suele pasar que nos cuesta menos expresarnos con el desconocido que con el amigo de toda la vida.

Siendo franca, no tengo demasiado claro sobre que voy a escribir aquí. Pero bueno, soy una gran fanática de la espontaneidad, así que supongo que el blog poco a poco irá cogiendo forma (o eso espero). Eso sí, ya que estoy cogiendo gran afición a la fotografía después de haber adquirido porfín mi nikon, intentaré acompañar cada entrada con una instantánea (eso si, advirtiendo que soy una amateur...y que aun estoy algo verde en el tema).

Y bueno para finalizar dejar un fragmento de un GRANDÍSIMO escritor. Es el maravilloso "Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj". ¿Genio? Cortázar. ¿Libro? Historias de Cronopios y Famas.

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.