lunes, 14 de marzo de 2011

Ella II



Era tan brutal que hasta el humo de su cigarro se le resistía. Todos la miraban raro, y eso era lo que más le gustaba. Tendríais que haberla visto con ese flequillo negro carbon mal cortado. Su mirada llena de oscuridad y su forma de vestir digamos que diferente. Bailaba como si se hubiese metido cinco rayas de cocaína y tenía una extraña obsesión por la música. Estaba empeñada en que ella no pertenecía a esta generación; el destino se había equivocado. Se imaginaba en Londres, finales de los 70, The Clash, Sex Pistols, perdida por Denmark street, con un libro de poesía beat en la mano. O tal vez en Woodstock, hasta arriba de LSD, cantando "Hey Joe", desnuda ante el mismísimo Jimi Hendrix. Ella habría sido toda feliz; os lo aseguro.




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