domingo, 5 de junio de 2011

De encuentros inesperados



Es una mente divertida, llena de problemas con aroma a noche y ambigüedad. Ese tipo de personas que inspiran bien y son mal. Un Peter Sellers del siglo XXI.

Sonríe extraño, arqueando las cejas y te transmite algo tan inusual que sabes que es eso lo que te gusta de él aunque al final todo se acabe resumiendo en desconfianza y parodia nociva. Seguramente hay algo que no marcha bien en su interior; no te mira cuando te habla, observa pensativo las paredes, tiene manías caóticas y a veces habla solo. Y sí, es muy probable que se trate de una mente perversa y mal colocada, pero eso te provoca tanto morbo que no puedes evitar dejarte llevar. Aparecen en tu cabeza la imagen de tu padre, de tu madre, de tu abuela, de tu abuelo y de esa otra persona capaz de remorderte la conciencia. Un escalofrío logra erizarte la piel. Él te acaricia la rodilla izquierda y vuelves. No necesita preguntarte que te acaba de pasar; lo sabe, y susurra "no tiembles, todo ira bien". Es cuando te das cuenta de que es él quien podría calcinarte el alma.