domingo, 11 de julio de 2010

Soledad.

A veces prefiero cambiar la intensidad por la calma, por la sorprendente tranquilidad que puede llegar a tener el mes de julio. Despertarse en pleno verano a las 7 de la mañana y ver amanecer sin rimmel en los ojos, con una taza de café, un libro y musica clásica. Olvidarse de todos los planes, de la agenda, la gente: esas vacaciones que acaban cansando más que la rutina de septiembre. De vez en cuando no viene mal tomarse un respiro, un soplo de aire nuevo; apagar el movil y sentir todos los pequeños detalles que olvidamos degustar durante estos meses. Una canción, un amigo del pasado, una carta, una pelicula: una familia.
Nunca viene mal desconectar y disfrutar un poco la soledad. Convertir los viernes en domingos.

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